Divertidos consejos para citas de los años 30 que nos hacen preguntarnos cómo lo hicieron

El panorama moderno de las citas puede ser complicado, pero es un paseo por el parque en comparación con lo que era en 1930. Eso es porque el consejo arcaico que se dio en ese entonces ahora parece regresivo y aparentemente imposible de cumplir. Desde que se les dice a las mujeres que oculten sus pasatiempos hasta que se espera que los hombres sean ricos y tengan coche, estos consejos para las citas de los años 30 realmente son como si fueran de otro mundo.

40. No te emborraches

Beber demasiado alcohol en una cita era pecado grave, según un número de 1938 de la revista Click Photo-Parade. El artículo sugirió que algunas mujeres aparentemente parecen inteligentes después de un par de tragos, aunque también afirma que la mayoría "se vuelven tontas". Además, el escritor advirtió: “El colmo es desmayarse por el exceso de licor. ¡Lo más probable es que tu cita nunca te vuelva a llamar!".

39. Haz que tu mamá te envíe flores

Aparentemente, necesitabas parecer popular para asegurarte una cita. Ese fue el consejo que se dio a los estudiantes de primer año en un artículo de 1938 en la revista femenina Mademoiselle. Decía: “Durante su primer mandato, consiga talento a casa para entregarle cartas, telegramas e invitaciones. Los universitarios pensarán: "Debe ser atractiva si puede calificar toda esa atención".

38. Quédate quieta en la pista de baile

La autora Dorothy Dix sugirió que las mujeres deberían abstenerse de conversar demasiado o, peor aún, de hablar de sí mismas. Pero Click Photo-Parade fue aún más específico con sus consejos. El artículo aconsejaba a las mujeres que se aseguraran especialmente de permanecer quietas en la pista de baile, porque "cuando un hombre baila, quiere bailar".

37. No muestres tus emociones

Estos artículos hacen que parezca que a los hombres les gustaba salir con robots. Sabemos que eso no es cierto, pero se alentó a las mujeres a ocultar sus sentimientos. Según Click Photo-Parade: "A los hombres no les gustan las lágrimas, especialmente en lugares públicos". Dix habló de eso en su libro Cómo ganar y mantener a un marido, escribiendo: "A los hombres no les gustan las mujeres sentimentales".